Ir al contenido principal

Hay que tener más "yoes"



Si hay algo para lo que me ha servido estudiar el PIR (oposición para ser psicóloga clínica), a parte de para conseguir la plaza, ha sido para conocer un sinfín de autores interesantes de los que no me habían hablado en la carrera.

Linville es uno de ellos. Propone una mayor complejidad en nuestra personalidad como base para ser más felices. Y viene que ni pintado cuando una se convierte en madre.

Suelo poner siempre de ejemplo a una mesa. Una mesa con tres patas se sujeta, pero es mucho más estable si tiene seis u ocho.
Cada pata de la mesa sería un "yo" o un rol diferente de nuestra personalidad.

Cuando nos convertimos en madres (y padres) toda nuestra persona se ve envuelta en el rol de cuidador, madre en mi caso, y desaparecen casi por completo el resto de facetas. Esto hace que cualquier evento que afecte a la maternidad, como que un familiar critique mi forma de crianza o mi hija no se porte como yo deseo, me haga sentir inútil y poco válida. Sin embargo, si mantengo otras patas, y no soy sólo madre, sino que también soy mujer, pareja, hija, profesional, aficionada a un deporte, amante de la música....etc. es más probable que esos otros "yo" me estén sujetando cuando mi "yo madre" flojee.

La llegada de un hijo, sobre todo si es el primero, es como un ciclón que arrasa con todo, pues tenemos que poner los 5 sentidos (porque no tenemos más) en cuidar de esa nueva y demandante personita. Es normal, por tanto, que en un primer momento, no estemos para pensar en otras partes de una misma. Pero conforme nuestro bebé crece (y hablo de haber pasado los 3 primeros meses, no debería posponerse más), hay que esforzarse por cultivar otros roles en la medida en que sea posible.

La escasez de tiempo y el agotamiento no lo van a poner fácil, hay que hacer un pequeño esfuerzo (otro más) pero merece la pena. Porque cuando estemos frustradas y no sepamos si lo estamos haciendo bien como madres, podemos tirar de nuestro rol de pareja y disfrutar un rato (corto, vamos a ser realistas) de una conversación agradable, o coger nuestro rol deportista y salir a correr si podemos dejar a nuestro peque con alguien media hora.

Y al contrario también ocurre, no todo en la maternidad va a ser terrible. Si en mi rol profesional me ha ido mal y he tenido un día horrible en el trabajo, probablemente mi rol de madre, esa pata tan grande llamada maternidad, seguramente me salve de darme golpes contra la pared.

Simplemente quería resumir en este post, que lo que parece obvio, esto es, mantener una vida lo más completa posible con varias facetas personales bien cuidadas, no sólo es obvio y de sentido común, sino que está demostrado científicamente (Linville 1985).

Y tú, ¿te ves con más "yoes"? ¿Con cuántas patas has estado aguantando hasta ahora?


Comentarios

  1. No conocía a ese autor, pero me gusta mucho la metáfora de las patas de la mesa. Yo solía llamarles pilares de una casa, que cuantos más tienes mejor se sujeta la estructura.
    Cuando empecé a adentrarme en este mundo de la maternidad, empecé a interesarme por la maternidad consciente. Yo creo que coincide bastante con lo que defines en el post.
    En el momento de la maternidad y paternidad, es más importante que nunca defender nuestro bienestar y autocuidado, ya que esa falta de energía no sólo nos afecta a nosotros, sino también a nuestro bebé. Y también es necesario defender nuestro "yo" y no perder nuestra identidad como persona.
    Maravilloso artículo!

    ResponderEliminar
  2. Madre mia! Me has abierto la mente en mis días grises! Con lo que he leído podré recapacitar y ser más positiva la próxima vez, a veces la falta de energía no nos permite pensar!!

    ResponderEliminar
  3. Uffff... llevas razón!!!! Yo casi que me tambaleo a veces.... no se yo si será porque soy “una mesa con pocas patas o coja” jajaja

    ResponderEliminar
  4. Alaa!! Que interesante lo que has contado. Es verdad que yo habría pensado eso pero por separado pero tienes toda la razón, necesitamos más de un "yo" para sentirnos mejor. Sabemos que el ser madre es lo mejor que nos ha pasado y que dedicaremos la mayor parte a nuestros hijos pero el tener más vida más allá de la maternidad es muy importante!!

    Me ha encantado el post, recomendadísimo!!

    ResponderEliminar
  5. Yo durante bastantes meses tras dar a luz solo era madre, me descuidé... Hasta que decidí decir basta.

    Soy Eva de Yonocompropan MGZ

    Besos

    ResponderEliminar
  6. Yo durante bastantes meses tras dar a luz solo era madre, me descuidé... Hasta que decidí decir basta.

    Soy Eva de Yonocompropan MGZ

    Besos

    ResponderEliminar
  7. Es muy complicado, porque hay que saber delegar y a mi me cuesta un montón. Pero con la llegada de los hijos cambia tanto la vida... siempre nos falta tiempo y a veces perdemos un poco nuestra propia identidad.
    Un post muy interesante ;-)

    ResponderEliminar
  8. Tienes mucha razón, cuando se es solo madre, y nos olvidamos de todo lo demás que somos, es más fácil que puedas sentirte mal y atacada, y que esto te afecte en exceso. Yo siempre que puedo, intento ser mujer y amiga, son roles que me llenan y me complementan de una manera ideal.

    ResponderEliminar
  9. Totalmente de acuerdo! Hay muchos más yoes que ayudan y sostienen el yo maternal! Esta genial que se promuevan y se empoderen!

    ResponderEliminar
  10. Estoy de acueedo en las facetas pero creo que le. Dejaeia algunos meses mas

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Bulto no deseado. Mi experiencia con el galactocele.

Mi hija apenas tenía 2 meses cuando comencé a notarme un bulto en el pecho derecho, en el cuadrante superior externo. La verdad que no suelo hacerme exploraciones (aunque se que debería), pero con la lactancia estaba muy concienciada en revisar que no se quedaran zonas duras que pudieran generar las temidas mastitis. Al principio no le di mucha importancia, con tanto cambio como había sufrido mi cuerpo, y con sólo 2 meses de lactancia, leyendo un poco de aquí y de allá, pensé que ofreciendo más ese pecho se solucionaría. Sin embargo pasaron las semanas y el bulto comenzó a crecer, a ratos era doloroso, pero en otras ocasiones no me molestaba. Sin embargo, la peque vaciaba perfectamente el pecho, se quedaba completamente blando, y el bulto seguía ahí. Mi preocupación comenzó a crecer, como el bulto... Acudí al ginécologo (uno muy recomendado ya que había atendido con bultos en el pecho a varias familiares con un diagnóstico muy acertado) que me exploró. No tardó ni 1 minuto

Postales

Caminaba absorta entre la gente, con su bandolera granate y su bufanda de enormes dimensiones enrollada en la garganta. El frío la cortaba la cara y la impedía olvidar que el invierno se acercaba con fuerza. Llegar a su oficina no la suponía un gran esfuerzo, apenas un par de paradas de metro la separaban de su casa. La encantaba aquel lugar repleto de buenos compañeros y donde se respiraba olor a papel nuevo y tinta. Cada mañana sacaba el ordenador de su bolso y lo colocaba con cariño en aquella mesa abarrotada de bocetos, rotuladores y tarjetas de cumpleaños viejas. La encantaba diseñar postales. Adoraba inventarse tipografías, dibujar escenas y redactar frases ocurrentes. Era lo bueno de trabajar en una pequeña empresa dedicada a las felicitaciones. Permitía que una misma persona pudiera explotar toda su creatividad realizando el diseño completo. Y eso lo hacía perfecto. Eso, y que podía trabajar en creaciones de cualquier temática excepto de aquella que ella no podía

La importancia del vínculo.

Vínculo según la Real Academia Española de la Lengua se define como: " unión o atadura de una persona con otra ". Si bien es cierto que la palabra atadura tiene connotaciones negativas, hay que reconocer que el vínculo del que voy a hablar en parte ata y mucho. Cuando nacemos venimos al mundo desnudos, en cuerpo y en afectos. Igual que ponemos a nuestros bebés ropa y los envolvemos en suaves mantas lo más rápido posible, les rodeamos también sin darnos cuenta de emociones y les inundamos con nuestra forma de relacionarnos con ellos. Y es justo lo que necesitan. Sin esa marea de sensaciones afectivas, se sentirían, nos sentiríamos, perdidos, aterrados y angustiados.  Todo ese conjunto de vivencias que nos acompañan desde que nacemos hasta la vida adulta, y que están formadas por cómo se relacionan las personas de las que dependemos con nosotros, forman el vínculo.  Cuando atendemos a nuestro bebé si empieza a llorar, estamos creando un vínculo seguro. Cuando le h