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Consejos no pedidos.

Esos consejos que llegan gratis, normalmente sin avisar, sin darte tiempo a preparar tus defensas y que a traición, te cogen tan de sorpresa que dan de lleno en tu confianza.

Consejos que impactan en aquello que más frágil y volátil es: la fe en nuestra capacidad de ser buenas madres. Por muy segura, obstinada y fuerte que seas, tu confianza en ti misma se vuelve quebradiza, al más mínimo roce. Y no se de dónde viene esta fragilidad. Quizás tenga algún sentido adaptativo, cuando vivíamos en cuevas y no nos quedaba otra que confiar en la manada para sentirnos protegidas.

Pero a día de hoy, cuando conocemos tanto acerca de la maternidad, de la crianza, del apego, cuando se supone que hemos ido desarrollando cierta inteligencia emocional, cuando utilizamos el método científico para tener evidencias, carece de sentido práctico el dejarnos guiar por consejos dados a la ligera.

Consejos del tipo:

- No le acostumbres a los brazos que te vas a arrepentir.
- Llevas muy poco abrigada a esa niña.
- Deberías enseñarle a dormir solo.
- Tiene que aprender a estar bien con todo el mundo.
- Yo creo que come poco.
- Mis hijos se criaron solos porque no les cogía todo el tiempo.
- Antes no se sabía nada de eso y todos hemos estado bien (esta última me encanta, pues si trabajas en salud mental como lo hago yo, de verdad se aprecian las consecuencias de determinados estilos de crianza).
- No pasa nada porque llore un poco.
- La leche que le das (si es pecho) no le está alimentando bien.
 -...

Y tantas otros que podrían ir añadiéndose a esta lista y que prefiero no recordar por no amargarme lo que queda de día.

Lo único que tengo claro de esta recopilación de consejos que me han ido dando, en tan solo 5 meses que tiene mi hija (así que preveo que voy a recibir unos cuantos más), es que lo gratuito y ligero del consejo es inversamente proporcional a la credibilidad del mismo. Esto es, que si no lo he pedido, el interés que debe tener ese comentario para mí es nulo.

Es difícil ser fuerte y tener esto en mente, porque como comentaba al principio, cuando te lanzan como un dardo esa frase, aparentemente inocua, te pilla tan desprevenida que no tienes tu mantra preparado para que te resbale bien.

Será cuestión de tener esto en la cabeza constantemente, hasta que me haga una coraza automática, ese día, que tiemblen los consejeros "altruistas".


Nota (para no herir sensibilidades): lo que escribo imagino que es aplicable a padres también, pero redacto en primera persona, y de ahí que todo aparezca en género femenino. Además, ya que el genérico siempre es masculino, vamos a comenzar a cambiar un poquito esto, con más razón aún si estamos hablando de un tema intrínsecamente femenino como es la maternidad.

Comentarios

  1. Yo no he sido mami, pero una de las cosas que más molestaban a mi hermana cuando tuvo a su primera hija era esto... Con el segundo ya se calmó la cosa, supongo que ya pensarían que si había podido criar a una, podría con otro más ;) jajaja
    La verdad es que supongo que a mi también me molestaría muchísimo si tuviera hijos, pues al fin y al cabo las decisiones que tome con respecto a ellos es algo que sólo nos concierne a su padre y a mi. A ver si con el paso del tiempo conseguimos desterrar un poco esta costumbre de meternos donde no nos llaman

    https://iaminmyhappyplace.blogspot.com.es/

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  2. Cómo te entiendo. A mi me dijeron un par de cosas como " ayyy... si la pobre niña lo que tenía era hambre" cuando no podía darle el pecho a mi hija... a raiz de eso muchas más hasta que un día me cansé y lo comenté. Que esas frasecitas hacian daño. La verdad es q menos han ido diciendo, aunque alguna vez se escapan cosas. Lo peor es de quien viene que se supone que te tendrían que tener un mínimo respeto y aprecio, digo yo... ya antes de ser madre era respetuosa con mis palabras pero ahora mucho más. Cada uno cria a sus hijos como puede o cree y no hay que meterse ni ser irrespetuoso. Un saludo.

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    Respuestas
    1. Gracias por tu comentario!! :)
      Hay veces que la gente pierde la educación ya en niveles extremos, incluso siendo familiares muy cercanos.

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