Ir al contenido principal

¿Qué cambiaría si pudiera volver atrás?



Se escucha a muchas personas que reconocen no arrepentirse de nada. Que es peor no hacer algo, que arrepentirse por haberlo hecho.
Siempre he pensado que esa gente tiene mucha suerte de sentirse así: seguros y tranquilos con todo lo que han decidido, con todo lo que han hecho y pensado.

No es mi caso.

Si bien es cierto que en parte entiendo su razonamiento y lo comparto, pues todos los pasos que he dado me han llevado a dónde estoy, y estoy feliz, sí que hay cosas que cambiaría si desde ahora, desde el futuro del pasado, pudiera visitarme en aquellos momentos y hablar conmigo misma.

Me diría que ya está bien de preocuparse por el futuro, que vengo de él y no es tan terrible ni espantoso como pensaba. Que estaba perdiendo un tiempo maravilloso, dejando de vivir cosas que sólo iban a ocurrir allí y en ese momento, porque estaba demasiado ocupada pensando en que ocurriría después. 
Porque hay situaciones que son irrepetibles...bueno, realmente todas lo son, y ocupando nuestra mente preguntándonos con lo que vendrá después sólo les quita brillo. Les quita esa capacidad de disfrute que tiene la vida, ese goce que se da en parte al saber, que es algo único y exclusivo. Que como dicen muchos, sólo se vive una vez.

Y hoy, ahora, escribiendo este post, estoy viviendo un momento único. Ayer, bañando a mi hija, viví un momento único. Nunca, por mucho que repita esa rutina volverá a ser igual. Porque nunca volverá ese día, de ese año... nunca se darán las condiciones idénticas. ¿Qué sentido tiene pensar en si dentro de un año a lo mejor me quedo sin trabajo? ¿Que podemos enfermar gravemente en cualquier momento? ¿Que pueden ocurrir tantas cosas que escapan a mi control?
No gano nada llenando mi pensamiento de dudas acerca del futuro. Sólo le resto espacio al presente.

Ese presente que no volverá más.

Así que sí, cambiaría algo si volviera atrás: cambiaría mi constante preocupación por el futuro. La cambiaría por una constante ocupación en el presente.

Comentarios

  1. Joder que buena reflexión y cuanta razón tienes. Es verdad que podríamos cambiar cosas para evitar sufrimiento pero en cuanto a la preocupación por el futuro tienes toda la razón, no deberíamos preocuparnos tanto por lo que llegará y vivir el presente como si fuera el último día!!

    Me ha encantado leerte!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias! Es muy zen, y hay que intentar centrarse en el presente. Se vive mejor, aunque es difícil.
      Un abrazo!!

      Eliminar
  2. Yo, sinceramente, cuando alguien dice que no cambiaría nada; o no me lo creo, o pienso que mucha suerte ha tenido, porque siempre hay algo por pequeño que sea que haríamos de otra forma.

    Un beso.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Bulto no deseado. Mi experiencia con el galactocele.

Mi hija apenas tenía 2 meses cuando comencé a notarme un bulto en el pecho derecho, en el cuadrante superior externo. La verdad que no suelo hacerme exploraciones (aunque se que debería), pero con la lactancia estaba muy concienciada en revisar que no se quedaran zonas duras que pudieran generar las temidas mastitis. Al principio no le di mucha importancia, con tanto cambio como había sufrido mi cuerpo, y con sólo 2 meses de lactancia, leyendo un poco de aquí y de allá, pensé que ofreciendo más ese pecho se solucionaría. Sin embargo pasaron las semanas y el bulto comenzó a crecer, a ratos era doloroso, pero en otras ocasiones no me molestaba. Sin embargo, la peque vaciaba perfectamente el pecho, se quedaba completamente blando, y el bulto seguía ahí. Mi preocupación comenzó a crecer, como el bulto... Acudí al ginécologo (uno muy recomendado ya que había atendido con bultos en el pecho a varias familiares con un diagnóstico muy acertado) que me exploró. No tardó ni 1 minuto

Postales

Caminaba absorta entre la gente, con su bandolera granate y su bufanda de enormes dimensiones enrollada en la garganta. El frío la cortaba la cara y la impedía olvidar que el invierno se acercaba con fuerza. Llegar a su oficina no la suponía un gran esfuerzo, apenas un par de paradas de metro la separaban de su casa. La encantaba aquel lugar repleto de buenos compañeros y donde se respiraba olor a papel nuevo y tinta. Cada mañana sacaba el ordenador de su bolso y lo colocaba con cariño en aquella mesa abarrotada de bocetos, rotuladores y tarjetas de cumpleaños viejas. La encantaba diseñar postales. Adoraba inventarse tipografías, dibujar escenas y redactar frases ocurrentes. Era lo bueno de trabajar en una pequeña empresa dedicada a las felicitaciones. Permitía que una misma persona pudiera explotar toda su creatividad realizando el diseño completo. Y eso lo hacía perfecto. Eso, y que podía trabajar en creaciones de cualquier temática excepto de aquella que ella no podía

La importancia del vínculo.

Vínculo según la Real Academia Española de la Lengua se define como: " unión o atadura de una persona con otra ". Si bien es cierto que la palabra atadura tiene connotaciones negativas, hay que reconocer que el vínculo del que voy a hablar en parte ata y mucho. Cuando nacemos venimos al mundo desnudos, en cuerpo y en afectos. Igual que ponemos a nuestros bebés ropa y los envolvemos en suaves mantas lo más rápido posible, les rodeamos también sin darnos cuenta de emociones y les inundamos con nuestra forma de relacionarnos con ellos. Y es justo lo que necesitan. Sin esa marea de sensaciones afectivas, se sentirían, nos sentiríamos, perdidos, aterrados y angustiados.  Todo ese conjunto de vivencias que nos acompañan desde que nacemos hasta la vida adulta, y que están formadas por cómo se relacionan las personas de las que dependemos con nosotros, forman el vínculo.  Cuando atendemos a nuestro bebé si empieza a llorar, estamos creando un vínculo seguro. Cuando le h